Almafuerte - Almafuerte
 
 
Mano Brava (Ricardo Iorio - Claudio Marciello)
Almafuerte (Ricardo Iorio - Claudio Marciello)
Triunfo  (Ricardo Iorio - Claudio Marciello)
Sé vos (Ricardo Iorio - Claudio Marciello)
Niño Jefe (Ricardo Iorio - Claudio Marciello)
Memoria de siglos (Ricardo Iorio)
Ser humano junto a los míos (Ricardo Iorio - Claudio Marciello)
Desde el oeste (Ricardo Iorio)
Del más allá (Ricardo Iorio)
Tu eres su seguridad (Ricardo Iorio)
Ceibo (Claudio Marciello)
 



Mano Brava (Ricardo Iorio - Claudio Marciello)

Con adorno de buen escolazo,
en tus manos dejo flor de espadas,
para que tengas.
Sepa el boncha que la va de liso.
Yo soy dueño de la mano brava.
Dioses del abismo, guardarán mi marca.
Para sí, o para aquel.
Como vos y como nosotros tres.
Que viajando en el sonido,
nos soñamos ayer y lo cumplimos hoy.
 

 
Almafuerte (Ricardo Iorio - Claudio Marciello)

De muy pibe me encontré,
con tu estatua una tarde.
Luego de eso, comencé a leer
tu nombre en muchas partes.
Colectivos, comercios, salones.
Bibliotecas Populares.
Calles, barrios, pueblos, bares.
Y sentí en mí de vos saber.
En San Justo escuché, a mis abuelos nombrarte.
Tuve suerte el día que a tus escritos llegué.
Masticaste soledad, por no callar verdades.
Y contra la ignorancia guerreaste,
sin títulos que te respalden.
Esta canción quiere tu nombre llevarse.
Como se lleva mi voz para que guarde quien siente.
Fue por querer, y por si alguno no sabe
que hice mío tu nombre, Almafuerte.
 
 

Triunfo (Iorio - Claudio Marciello)

Ya fue, se ahogó en su nada
nuestro contrincante.
Perdió, duró lo que un pedo en el aire.
Yo me banqué de mentidores
trapero arrebato.
Traición. De los que hoy se
arrepienten porque nada son.
Una vez más, voy con la verdad para adelante.
Vos lo sabés porque de mi
aguante no dudaste. No.
Me siento bien, al observar que
pretende arrimársele, quien se
jugó ayer nomás en mi contra
soñandome perdedor.
Vos lo sabés y para vos lo canto.
Bien sabés vos que este
es mi festejo de frente march.
Trapero, mentidor del arrebato.
Traidor.
Ya fue, se ahogó en su nada
nuestro contrincante.
Perdió, duró lo que un pedo en el aire.
Vos lo sabés y para vos lo canto.
Bien sabés vos que este
es mi festejo de frente march.
Trapero, mentidor del arrebato.
Traidor.
 
 
 
Sé vos  (Ricardo Iorio - Claudio Marciello)

Vamos che, por qué dejar,
que tus sueños se desperdicien.
Si no sos vos, triste será.
Si no sos vos, será muy triste.
Por qué falsear...
si ser uno es ganar,
por qué engañarse y mentirse.
Sé vos, no más,
y al mundo salvarás,
aunque muchos lo hagan difícil.
Sigámosnos como hasta acá,
prometiéndome que lo entendiste.
Digamos fue!!...si algo anda mal.
Cumple sus sueños quien resiste.
Yo sé. Dirás...
Muy duro es aguantar.
Más quien aguanta, es el que existe.
Si aquel se va...
No llores, ni mires atrás.
Aunque muchos te lo hagan triste che.
Sé vos, no más,
y al mundo salvarás,
¿Por qué engañarse y mentirse?
Yo sé. Dirás, muy duro es aguantar.
Más quien aguanta es el que existe che.
¿Por qué falsear?... si ser uno es ganar.
Aunque muchos lo hagan difícil.
Si aquel se va...
No llores, ni mires atrás.
La vida busca instruirte.
 
 
Niño Jefe (Ricardo Iorio - Claudio Marciello)

En Villa Las Ranas,
nacido fue un Cristo, que yo
conocí como El Jefe.
Así lo llamaban los viejos malandras
que a fuerza de balas comprenden.
Niño Jefe !!!
Se ganó el respeto matando a
unos bravos mierderos.
Solito a los 13.
Y poniendo el pecho todo lo que
afanó, lo compartió con su gente.
Toda la yuta provincial,
se unió para detenerlo.
Denunciado por las hembras
de los ex jefes ya muertos.
Huyó del encierro disfrazado de mujer,
niños y abuelas sonrieron.
Jamás fue de esos chorritos
soretes que aventajan a un obrero.
Los diarios hablarón de él
sin apenas conocerlo, como
el loco de la metralla,
y él, sus 14 cumpliendo.
Recuerdo muy mío que no he de guardarme.
Cantandote estoy niño Jefe.
Tal vez por ser bruto, no puedo olvidar
y prefiero quebrarme a doblarme.
Yo vi a la villa marchar, en reclamo
de tu cuerpo, muerto por las balas
pagadas con lo pagado de impuestos.
¿Qué vas a hacer? Niño Jefe.
 
 
Memoria de siglos   (Ricardo Iorio)

En lo que digo, nadie se engaña.
Nos libramos del vencido.
Todos barremos con saña,
a los ídolo caídos.
No serás siempre el primero.
La humana limitación, cambia a
capricho al puntero de toda
competición.
Olfateamos muchas cosas,
entre prisas diariamente.
Son verdades deliciosas,
y verdades pestilentes.
Nadie da nada en balde, sabelo.
El candor ultimamente está muy bravo.
Aunque la verdad escalde, sobran
cadenas y esclavos.
Libertad y vestigios,
más vale ponerse
a salvo.
Muchos calzan gorro frigio,
solamente por ser calvos.
Cubre el cuerpo cualquier capa.
El placer también demacra.
Todo ser busca una tapa.
Cada cual su lacra oculta.
Aunque en virtudes abunde,
y se juzgue inobjetable.
Cuando el humano se hunde
siempre busca un responsable.
A menudo nos engañan, escondidas
apetencias.
La culpa ajena es barata,
regalarla no nos cuesta. No!!
Nada nos cueste!!
La hipocresía propasa todo ejemplo
en esta tierra.
Al asesinato en masa, los hombres
lo llaman guerra.
 
 
Ser humano junto a los míos (Ricardo Iorio - Claudio Marciello)
Sin ser Testigo de Jehová,
Dios en mi voz se manifiesta.
No soy evangelista, adventista,
ni mormón.
Tampoco cura santurrón.
No soy doctorado en la ley.
No soy ladrón, soplón, ni yuta.
Sépanlo!!
Yo soy el que soy, nada más,
no soy más ni menos que nadie.
Un laburante es mi papá.
Y mi mamá una gran mujer.
Hembra Eva Duarte, Macho Juan Perón.
Dupla guerrera argentina.
Hoy es al revés, todo va a contramano.
Por eso el canto triste metalero
pesado insiste. Ya larguenme.
El siglo agoniza, mientras la idiotez
parece ser moneda fuerte.
Tal vez porque de idiotas se
nutre la maldad que se impone
sobre el bien.
Hijos nacidos de quien ayer cantó.
Son el remake del escapismo.
Si hoy no tenés para pagar un abogado.
Quedás tras las rejas de un penitencial.
Y andá a cantarle a Gardel.
Ya larguenme, dejenme ser humano.
Junto al santafesino, mendocino,
tucumano, correntino o cordobés.
 
 
Desde el oeste (Ricardo Iorio)

Caída la noche en la ciudad
con mi cuerpo en soledad,
caminando por los barrios del Oeste.
El insomnio de un amor,
con su futuro de ilusión
revivió a un joven muerto civilmente.
La gente ya fue,
duerme junto a la T.V.
El digestivo incendio es su Dios,
es su Dios.
Gatas y gatos buscan la luz
los perros oscuridad,
intuídos por la ansiedad
de su instinto.
Elementales del montón
intoxicados de pasión,
sienten miedo al verme lejos
de su niebla.
Y la soledad nos invita a escapar
por la gran puerta del mundo de hoy,
donde nadie ve y pocos temen perder
el hilo de su conmoción, idiota hoy.
Esquivando el temor
de la ficticia ficción,
la ciudad se ha derretido en mi
cabeza.
Todo es oscuridad
alguien se aproxima a mí,
no puedo ver si es evangelista
o policía.
Busco comprender
pero no me dejan ver,
con la burocracia de su historia.
Donde nadie ve y pocos
temen perder el hilo de su
conmoción, idiota hoy.
Digestivos conformados
pecadores falsamente perdonados.
 


Del más allá (Ricardo Iorio)

Yo tengo amigos en el más allá
esperándome.
Desencarnados espíritus graves
mentores de mi expresión.
Amigos míos que se fueron ya.
Y otros que vivos no los recuerdo,
son lo que intuyo y visten mi
cantar con pasión.
Fui como ellos en el más allá,
y ellos como yo hoy.
Un ida y vuelta del reencarne
por cantar verdades para siempre.
No hay exorcismo que cure
mi mal.
Es puro karma que lavar quiero.
Canales que abren los vicios intuición.
Muy justo es que quien tema, tiemble.
La conciencia es Dios.
Y es para quienes se opongan
a esto, que cantándolo estoy mismo.
No hay exorcismo que cure
mi mal.
Es puro karma que lavar quiero.
Canales que abren los vicios
intuición.
Amigos míos que sefueron ya.
Y otros que vivos no los recuerdo,
son lo que intuyo y visten mi
cantar con pasión.
 
 
Tu eres su seguridad (Ricardo Iorio)

Ajeno al tiempo, sé que quisieras seguir.
Pero mil voces te ahogan para que
formes la cola del seguro porvenir.
Por eso te vi escapando en las horas
sin sol.
De las miradas oscuras que aprobaron
las torturas del fugado represor.
Son quienes no alcanzan la paz
por sus viejos miedos.
Y hoy esperan de vos seguridad.
Que no te demore el mundo,
poniéndote el antifaz.
y buscando acomodarte en medio
del derrumbe de su decadencia.
Pues la enfermante histeria,
que hay a su alrededor.
Tratará de agotarte para que
formes parte de su digestión.
Y en su falso amor padecen de
pasión.
Antes de arrepentirse de su error.
Mata el miedo que guarda el animal,
limpia el cuerpo pues dentro de él estás.
Si buscas libertad, ya no andés
por fuera.
Hombre de mil nombres nace ya.
 
 
Ceibo (Claudio Marciello)
Instrumental



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